Ulises en la cocina!

No sé si es una bendición haber nacido en el seno de una familia con alta cultura culinaria...
No sé si es una bendición que tu propia madre jamás te haya dejado entrar a su cocina...
Y puedo deducir que de hecho no es una bendición el trabajar en un lugar que te exige el mínimo de conocimientos gastronómicos...
Creo que nunca dije que soy odontóloga... dentista... estomatóloga... Como quieran llamarlo. El hecho es que por una jugarreta del destino quedé absolutamente DESEMPLEADA en medio de una serie de sueños y deudas que pagar... PLOP!. Lo bueno es que siempre he pensado que aunque no sé hacer nada siempre hay algo más que hacer...
Es cuando un ángel, llamado Rosa, me ofreció pagar por mi tiempo "ayudándole" en su cafetería. Obvio que, como siempre, faltándome lengua para contestar, le dije inmediatamente que SI!!! Del mismo modo que he respondido a todos los trabajos que he tenio desde los 16 años y he disfrutado siemrpe de hacer cosas de las que no tengo la más mínima idea, así como de las que tengo tooooooooooooda la preparación profesional, da igual!
Pero este día fue diferente. Ya había aprendido a usar la cafetera (un trasto italiano que hace el café más bueno que he probado hasta ahora, y que monta la leche como los dioses!!!), a hacer la pasta al horno, las ensaladas, los sandwich, desayunos (nunca como los desayunos a los 7 franceses... con el pequeño detalle de que NO HABLO FRANCÉS!!!) y las demás cosas que se preparan en un café... hasta que decidimos organizar el cumpleaños de la dueña del centro comercial...
Vaya tarea!, prepararle el cumpleaños a la literalmente Señorita... La misma que cumplía 80 primaveras y se quería meter la bomba del siglo!!!
A mi me fue encargada la tarea, entre otras, de hacer el tradicional "Ají de Gallina" tal como lo preparan en casa... Con el toque especial de Mama Yoya, que hace inigualables sus comidas... Pero resulta que por un error de la naturaleza, mis genes no han desarrollado su inventiva en la cocina... Así que, con cuatro personas más que ayudaban a organizar el evento, decidí preparar el platillo en cuestión...
"Pon pan a remojar en el caldo del pollo", y así lo hice... "Que deshilaches el pollo, niña!", eso también hice. "Ahora licúa el pan con leche, con ají (???) con pecanas,..." y así lo hice... Cuando terminé de licuar el gran menjunje, pues, qué puedo decir?, no tenía sabor, color o algo que lo hiciera deseable y yo, obvio, me quería morir. Luego alguien agregó "hagamos un aderezo" (ni si quiera sé si así se escribe la palabra!). Me mandaron a cortar cebolla y a comprar un sobre de palillo... Seguí las indicaciones... Más pecanas... Por lo menos la cuestión iba tomando forma y color, con el pollo nadando en ese mar de masa y algo de sal, el conato de "Ají de gallina" estaba listo... Ahora a servirlo...
Y bueno, como yo era la que había preparado el veneno, pues yo tenía que servirlo... Lo calenté nuevamente y lo iba colocando en esas cositas llamadas "hojarascas" y poniéndolos en graciosas fuentecitas que OBVIO yo no pasaría (ya era suficiente con preparar el veneno, como para encima darlo de comer también!).
Veía como se iban las fuentes y cerré mis ojitos para no ver a la gente cómo controlaba sus impulsos para no arrojarlos en alguna maceta... Cuando por fin pude abrirlos me quedé sorprendida... La gente había arrasado con las hojarascas con ají de gallina y solicitaban más!!!... Y pensé "o están ebrios... o están ebrios!!!"... Y se comieron todas las hojarascas con parte del ají bendito...
Al día siguiente decidí probarlo (no me daba valor ese mismo día). Y, qué puedo decir?... No estaba tan mal para alguien que nunca ha estado en una cocina...
Lo cierto es que me divertí mucho, lo disfruté tanto como hacer una endodoncia o hacer el análisis de Porter...
Aprendí de los sabios que toda tarea, para que sea fructífera en todos sus sentidos, ha de hecerse con amor y alegría. Es así como lo he hecho desde mis dulces 16, en que pegaba bolsas para mis primos de la imprenta... Pero esa es otra historia que algún día contaré!