Bueno, realmente ese es el título de un libro para niños... Medio raro, no?... Se trata de un niño que tenía una mascotita, el pollo bendito y resulta que cierto día lo encuentra muerto, fenecido, difunto, fallecido en una batea de su casa... Cruel destino de algunas mascotas, verdad?
El mismo que corrió mis pollitos cuando tenía como 8 años. Tenía dos polluelos, de esos que cambias por botellas en el mercado, uno era rubio (así le decía yo, en realidad era amarillo y lo bauticé como Pipo) y el otro era negrito (Nico).
Cometí el error garrafal de irme unos diillas de vacaciones a la casa de mi Mamita Tata... Fue un tremendo error imperdonable, puesto que días antes mi pobre Pipo había sido arrollado por las patas de mi hermano Yuri... Le lesionó un ala y estubo entablillado por varios días...
Cuando volví de las vacaciones (las mismas que duraron tres días) mis polluelos habían desaparecido... Mi mamá dijo que Pipo se había muerto de dolor a su alita... Y que Nico se había muerto de pena... Lloré lo suficiente para comprender que nada me devolvería a mis engendros y, sobre todo, hasta asumir lo mala madre que era... A los 8 años!!!
A la mamá de mi mejor amiga le mostraron de una forma más didáctica lo que era la muerte... Cogieron un pollito (parece que los pollos de mercado nacen con la suerte echada!) y lo pusieron sobre la tabla de picar y le cortaron la cabeza... Sí, así como lo leen... Luego lo metieron a una caja y lo enterraron en el jandín... A los tres días desenterraron la caja, la abrieron y zaz! pollito podrido!!!! Y la Señora tan sabia dijo "Ves Glorita? eso es la muerte". Creeme que a la pobre Glorita jamás se le borraría esa imagen!!!
Volviendo a mi historia, yo sí resolví el misterio muuuuuuuuuuuuuuchos años más tarde. Un día de otoño, mi hermana y mi madre hablaban en el comedor... Y en una de esas a mi mamá se le escapa el recuerdo de la muerte trágica de mis pollitos, mis hijitos del alma.... Cansada de los mismos, mi madre (apodada en un futuro "La Chicharronera") cogió a mis pequeñas aves, las puso sobre la consabida tabla de picar y zaz!!!! les asestó un machetazo que dividió sus cuerpecitos, aún tibios, en dos partes inertes... Mi corazoncito se estrujó al descubrir que en verdad mis hijitos no habían fallecido de muerte natural, sino asesinados por mi madre...
Ahora tengo un perro, una perrita en realidad, tan pero tan gorda que será muy difícil que mi madre pueda sostenerla sola en la tabla de picar y, mucho menos, envolverla en papel periódico... Pobre mi Sandy!!!... Ya está viejita... Y no es posible que la haya salvado de un lugar horrible donde se trafican los animales, para que mi sacrosanta madrecita la haga chicharrón, no crees?
El hecho es que aún cuando la trama del librito este para niños, me pareció medio morbosa, no puedo negar que es un argumento extraído de la purita realidad urbana, en que las madres tienen tópicos medios extraños para hacernos conocer los misterios de la vida, la muerte, el llanto, el luto y la pena...
Ay, mami!!! Y luego por qué me dices histérica!!!!
¿Cómo que medio morboso? Es morboso completamente... pero es divertido
ResponderEliminarJavier Arévalo...
Ahora que leo esto me da mucha risa mi querido Javier... Sí pues, muy muy morboso!, pero así es la vida... los pollitos entienden jajaajajajaj!
ResponderEliminarY gracias por tu comentario, un poco tarde, pero gracias!